|
LA MÚSICA MASÓNICA
Las canciones de las
corporaciones de oficios estaba vinculada al período «operativo»
de la Orden, como lo seguía siendo al compagnonage, de modo
que será recogida como herencia en 1717 por los masones
«especulativos» y dará paso a sólida y rica tradición, muy variada
según los países no sólo anglosajones o germánicos, sino también,
por ejemplo, en Sudamérica.
|
Ágape masónico tras la tenida. Los Hermanos realizan el
signo de fe durante la oración (siglo XVIII) |
|
|
En Inglaterra, en 1723, la
publicación de las Constituciones de la Orden redactadas bajo la
dirección del Pastor Anderson, van acompañadas de cuatro canciones
masónicas con su música que recogerán, traducidas o arregladas de
varias formas, casi todas las recopilaciones publicadas en el
XVIII y primeros años del XIX por toda Europa.
En Inglaterra los
testimonios de la canción masónica en el XVIII son escasos aunque
de calidad (músicas de Thomas Arne, Charles Dibdin, etc.). Pero
será en Francia donde la canción tradicional de la masonería tome
cuerpo. No se trata de composiciones destinadas a las ceremonias
–los trabajos–, sino canciones de banquetes destinadas a caldear
el ambiente de los ágapes de rigor. Estos textos son bien
conocidos a través de libritos de recopilaciones, como el famoso
Chansons notées de la très vénérable confrèrie des maçons
libres…, publicado por el flautista J. C. Naudot (1762),
superintendente musical de la Logia Coustos-Villeroy, a la que
también pertenecían el violinista Guignon, el gran cantante
Jelyotte, creador de la mayoría de las óperas de Rameau, y el
compositor L. N. Clèrambault.
Adelantadas por el
extraordinario esplendor de la masonería francesa, estas canciones
se difundirán e imitarán en Europa a través de músicos eminentes
como C. P. E. Bach, J. G. Naumann, Ch. G. Neefe, el maestro de
Beethoven–, W. A. Mozart, J. Haydn, Beethoven, etc.
La columna de Armonía
En el siglo XVIII se
entendía por tal el grupo de instrumentos militares de viento y, a
veces, de percusión, que intervenían en las más importantes
ceremonias masónicas. La Columna de Armonía se hacía eco de la
nostalgia por la tradición caballeresca. Pronto estas columnas de
armonía aumentaron el número de sus instrumentos hasta igualarse a
las bandas militares. Estas columnas de armonía, de tradición
tanto militar como masónica, se mantendrán hasta mediados del XIX.
A partir de este momento la institución se va degradando hasta
definirse con este nombre a cualquier conjunto instrumental que
actúa durante las ceremonias masónicas. Paralelamente, el órgano
entra en la Logia a iniciativa de las Logias de obediencia
anglosajona. Es el caso, por ejemplo, de la «Música masónica» para
canto y órgano de Jan Sibelius (1865-1957), compuesta para la Gran
Logia de Finlandia.
El concierto de Logia
|
El Hermano F. A. D. Philidor (1726-1795)
|
|
|
Algunas logias dedican sus
trabajos a la música de modo a veces exclusivo. La más antigua de
estas Logias es la Philomuscae
et Architecturae Societas Apollini,
conocida también con el nombre de Logia de Queen´s Head,
nombre de la taberna londinense donde sus miembros solían
reunirse. Los estatutos del Taller indicaban que se compondría de
masones aficionados a la música. Allí fue iniciado el gran
violinista y compositor italiano F. S. Geminiani (1687-1762). El
francés F. A. D. Philidor (1726-1795) dará las tres primeras
ejecuciones de su oda latina Carmen Saeculare, texto pagano
de Horacio interpretado a la luz del simbolismo masónico. Otras
Logis tenían asimismo actividades musicales de relieve, aunque
simultaneándolas con la actividad masónica.
Mucho más notable sería la
institución de la Logia (y Sociedad) Olímpica fundada en 1779,
agregada al Gran Oriente de Francia. La logia era rica y encargaba
obras importantes a compositores renombrados como Cherubini,
Davuaz, Breval y, sobre todo, al masón Joseph Haydn, que escribió
especialmente sus seis sinfonías conocidas con el nombre de
«Parisinas» (nº 82 a 87).
Música religiosa y revolucionaria
Los textos pontificios de
excomunión a la Masonería no fueron aplicados en Francia hasta el
Concordato de 1801 entre Napoleón y el Papa, por lo que las
relaciones de los masones con la Iglesia francesa eran excelentes:
las Logias encargaban misas en las principales iglesias de París,
numerosos sacerdotes eran Hermanos, algunos con grado muy alto.
A partir del 14 de julio
de 1789, los compositores masones por lo general transigen con los
regímenes políticos sucesivos. Con rara habilidad, en vez de
inspirarse en la música religiosa, adaptan a las circunstancias
las costumbres masónicas modificando a este fin la letra de la
música. Esta música no deja de ser interesante: el Himno al Ser
Supremo, de Gossec, lo hará suyo en el siglo XIX la Iglesia
Católica con nueva letras en la célebre recopilación de los
Cánticos de San Sulpicio.
Músicos ilustres
A sugerencia de su amigo Mozart, J. Haydn ingresó en la masonería en 1785; compuso unos
cantos masónicos poco conocidos. Pueden reconocerse los ecos de la
iniciación masónica en su oratorio
La Creación.
Con Beethoven no ha podido
comprobarse su condición de masón, mas se sabe que se vanagloriaba
de haber sido masón y que, cuando se encontraba con hermanos
masones, siempre se daba a conocer por las señales y gestos de
ritual. Numerosas obras suyas cuentan con claras alusiones
masónicas (algunos lieder, el adagio del 7º cuarteto, la ópera
Fidelio). La novena sinfonía está escrita para un texto de Schiller sacado de una recopilación de «cánticos» masónicos. Más
significativa es la Fantasía
para piano, orquesta y coros
(op. 80). La obra comienza con un amplio preludio a modo de
improvisación, muy modulado, para piano solo; después de una
entrada discreta de la orquesta dialogando con el solistas, tres
acordes solemnes de los cuernos a los que responden en eco los
oboes, preceden al enunciado de un tema que luego se desarrollará
ampliamente y que no es otro que el del himno de la Novena
Sinfonía. Los acordes instrumentales de viento es seguido por el
tema alegre, representativo de la embriaguez de quien sabe andar
hacia la Verdad. La partitura es de 1808. El compositor volverá a
utilizarla transformándola y haciéndola elemento esencial del
final de la Novena Sinfonía.
|
El
Hermano Frédérick Triébert (1813-1878) inventor del oboe
moderno |
|
|
En Francia, las
tradiciones del XVIII perduran muchos años. Hasta mediados de
siglo, se mantuvo la tradición de la Columna de Armonía. Nos
limitaremos a citar a los hermanos Triebert –inventores del oboe
moderno –, oficiales de la Logia parisina «La Rosa Estrellada
Regenerada» y a Adolfo Sax, inventor del saxofón, que solicitó
iniciarse en una logia de Bruselas. H. J. Taskin (1779-1852), A.
de Garaudé (1779-1852), Pierre Gaveaux (1760-1825), compositor de
la ópera Leonor, que servirá de modelo al Fidelio de
Beethoven. A. Boieldieu (1775-1834), iniciado en San Petesburgo y
cuyas obras masónicas están conservadas en Rusia.
Tan sólo Alemania y los
países germánicos innovarán, volviendo a utilizar el género
profano de los Ledertafel (Chant de Table), coros a cuatro voces.
La Flauta Mágica
orienta imitaciones por doquier. Goethe empezaría una admirable
«Segunda Parte» de la Flauta Mágica, a la que renunciaría
por no haber encontrado a un músico digno de su inspiración.
|
|
El Hermano A.
Boieldieu (1775-1834)
|
|
R. Wagner –rechazado por la Logia
donde se presentó– que en su Parsifal ilustra y desarrolla
los ritos del grado de Rosa-Cruz; el masón Berlioz, fundador con
Vries de una especie de sociedad paramasónica para la que escribió
un himno muy bello, y, por fin, E. Satie: adepto de la Rosa-Cruz
católica fundada en 1890 por Joséphin Péladan (1859-1918), autor
de piezas iniciáticas (Toques de la Rosa-Cruz) y de una música
escénica para la obra «El hijo de las estrellas» (texto de Péladan).
Advirtamos también las
iniciaciones de Arrigo Boito, J. N. Hummel, L. A. Kozeluch,
Lindpaintner, Fr. Liszt, Mendelsohn, G. Meyerbeer, Puccini,
Spontini, etc.
Algunos grandes músicos de
principios del XX fueron masones y compusieron páginas
interesantes destinadas a la Orden. Podemos citar al compositor
Jan Sibelius, uno de los fundadores de la Gran Logia de Finlandia,
al francés Francis Casadesus (1870-1954), al holandés W. F. Pijper
(1894-1947), al francés de origen ruso Y. Semenoff (muerto en
1973), al belga Victor Legley, profesor del Conservatorio real de
Bruselas (nacido en 1915), a Pierre-Max Dubois, profesor del
Conservatorio nacional superior de París, nacido en 1930…
Extractado de: Roger Cotte (Profesor en la Schola Cantorum de París,
Encargado de curso en la Sorbona y en la Facultad de Letras de
Reims), “La Música Masónica”, en José A. Ferrer Benimeli (coor.),
La Masonería, Historia 16, Extra IV- Noviembre 1977,
pp. 119-128.
|
|
|
El H:.
F.-J.
Gossec (1734-1829) |
El H:. Leopold
Kozeluch (1747-1818) |
El H:. Louis Hector
Berlioz (1803-1869) |
|
|